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£l canto de las sombras
Pero todo está mudo. Es una farsa que los sepuleros dejen los manes, y en confusas caravanas del callejón del túmulo se alejen.
Todos duermen callados; a lo lejos solo un chasquido siento, la hojarasca que gime lastimosa, al latigazo histérico del viento.
Es tal vez la canción de aquellas almas que la miseria olvida, la plática profunda y cavernosa de los que pueden criticar la vida.
Tengo ansias de morir, de huir con elloy a las sombras vacías. Dormir, como ellos duermen, largamente, sin esta absurda interrupción de días.
Y verterme hecha polvo, grano a grano, en la Nada sedienta, excluyendo, por fin, de mi cadáver la larga vida de esta muerte lenta.
ES
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