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El canto de las sombras
LA PRINCESA EXTATICA
Se murió cuando amaba. Era una rosa de esas que abaten los más leves vientos. Triste y algo mimosa, soñaba mucho y se enfermó del sueño.
De las sedas volubles, resaltaba su figura marmórea. No era tísica, pero siempre miraba... miraba, ¡yo no sé lo que veía!
Y así se consumió. Su muerte lenta tuvo arrobos de flor, quejas de ala: la curva cenicienta prolongó sus ojeras, quedó pálida:
v en los viejos castillos provenzales aquella tarde de misterio antigua. languidecieron todos los rosales porque ella los miraba todavía.
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