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El canto de las sombras
LA ULTIMA MIRADA
¡Una vez más! Los ojos parecieron decir, en el temblor de la mirada, cuando llenos de anemia se volvieron al sitio de la dicha abandonada.
Cuánto bendito lloro contuvieron en el encuentro con la ruína amada: pobres pupilas que al amor se abrieron como dos alas a la sombra helada.
Nada cambiado había, solamente a los enfermos ojos del ausente todo debió tener color de olvidos...
Y pienso que en la noche de la Muerte con la impresión de aquel instante inerte, llorando al fin. quedáronse dormidos.
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