El canto de las sombras
Ni tendido en los juncales
a la hora de la siesta,
el oscuro terranova
fiel aguarda a los rumores de los yuyos y las bestias. Ya no vibra la guitarra
hajo el palio murmurante de la verde enredadera; también ella está ya fría,
también ella está ya queda!
Ni salvando los arroyos,
ni saltando por las vegas,
de veloces mariposas
perseguimos los colores. al retorno de la escuela.
¡Todo duerme ese letargo somnoliento del pasado, todo siente la añoranza de las cosas que se alejan!
mi
Yo no sé si es porque siempre lo que ha sido es más por el alma que nos deja: [hermoso yo no sé, pero ya advierto que jamás sobre este mundo volverá la dicha aquella.
Que jamás tendré dos ojos más azules y más tiernos, ni jamás tan pardas trenzas
como aquellas de mi madre
que ora lentas con la nieve de los años se blanquean. Que jamás tendré dos labios que me besen en la frente con más ansia y más pureza:
que ya nunca otros amores como aquellos que se fueron viviré sobre la tierra.
¡i hallaré jamás amigos
como aquellos de la escuela.
ni mañanas más hermosas
lNamarán con sus reflejos al madero de mi alféizar...- Ya jamás. aunque otras dichas
resurgieran,
tan feliz seré en el mundo
como en esa infancia muerta!