comen frutas, hueuos de pajaros, y carne monteſina, tienen gran miedo del agua, y ſi aciertan alguna vez a mojarſe, o enlodarſe, ſe ponen triſtes como vna noche.
Ay muchos papagayos, cabras monteſes, que llaman Vicuñas, y tienen vnaa lana tan fina, y delicada, y de tan ſuane tacto como la ſeda, de que ſe hazen los ſombreros, que tanto ſe eſtiman en Europa. ay muchos guanacos, y carneros, que llaman dela tierra, que ſon a manera de camellos poco menores; de cuya lana ſe hazen los cumbes, que ſe texen en el Perù, y ſe eſtiman mas, que ſi fueſſen de ſeda, por la ſineza de ſus colores, y ſuauidad de ſu tacto.
Fuera de eſto dize el meſmo autor, que por eſtas Cordilleras van dos caminos Reales; en que el Rey Inga moſtro verdaderamente ſu gran poder; el vno va por los montes todo enpedrado, y corre nouecientas leguas deſde palto a Chile. tiene de ancho veinteycinco pies, y a cada quatro leguas ſe ven en el ſoberuios edificios, y aora ſe ven los que llaman tambos, que correſponden a las Hoſterias, y poſadas, donde ſe halla lo neceſſario para refreſcarſe, y para ſuſtento de la vida; y lo que mas admira, a cada media legua ſe encontrauan correos, y poſtas, que eſtauan deſtinados, para que los paſſajeros tuuieſſen comodidad de deſpachar ſus cartas, y auiſos aquien quiſieſſen. El otro camino de veinteycinco pies tambien de ancho, corre por lo llano, y falda de los montes con la meſma proporcion, y hermoſura con ventas, y palacios a cada quatro leguas, murada de altas paredes de vno, y otro lado, y atrauerſando por el muy frequentemente fuentes, y arroyos traidos artificioſamente para recreo delos caminantes.
Eſto es lo que eſte Autor, y otros que tratano delas coſas delas Indias, quentan dela Cordillera. yo dire aora lo que ſe, y he viſto en ella. Y lo primero, ſupongo q̃ aunq̃ eſtas dos q̃ hemos referido corren ſeparadas, y diſtintas la vna da la otra, por todo el Perù, y Quito; deben de irſe, acercando, y juntando mas, y mas entre ſi, como van ſubiendo a mas altura, por que quãndo llegan a Chile, ya no ſon dos, ſino vna. eſto lo experimentan claramente los que atrauieſan eſta Cordillera para ir de Chile a Cuyo como lo he hecho yo muchas veçes, que la he paſſado, y no he viſto eſta diuiſion; ſino continuos, y perpetuos montes, que de vna parte, y otra ſiruen de muros, barbacanas, y antemurales al que en medio ſe leuanta ſobre todos, y es el que mas propriamente ſe llama Cordillera.
Tambien tengo por cierto, que los dos caminos, referidos, no paſſan los terminos de Chile; ſino que rematan en los del Perù; ſi bien he encontrado en los altos paſſando eſta cordillera muchos paredones de piedra, que llaman del Inga, porque dizen fueron alojamientos, ſino ſuyos (porque el nunca llego a Chile) de ſus capitanes, y gente de guerra, que embiaua para conquiſtar eſte Reyno; y pudo tambien ſer, que ſe continnaſſen haſta por alli los dichos caminos; aunque nunca pudo ſer que fueſſe con la perfeccion que en la parte de la cordillera, que ſe contiene dentros del tropico, donde por ſer mas tratables eſtos montes, ſe pudieron fabricar dela manera que ſe pintan, pero no en los que ſe continuan, y corren por Chile, por ſer tan doblados, tan eſpeſos, y encumbrados, que apenas, y con gran peligro puede andar vna mula, por ſus ſenderos, porque eſta cordillera es mas agria, y impenetrable mientras ſube a mas altura del polo, y aſſi parece impuſſible que huuieſſe poder humano que abrieſſe por ella camino tan aſſeado, y curioſo como ſe repreſenta.
No tiene neceſſidad de induſtria humana, ni que el Inga gaſtaſſe ſus jornales para hazer admirable lo que por ſu naturaleza lo es tanto como eſta cordillera en todo lo que ſe eſtiende, y corre por la juriſdicion, y Reyno de Chile, como ſe vera deſcurriendo por menor por algunas de ſus partes, y propriedades, porque dando por dicho lo que hemos apuntado de ſu largueza de mil y quinientas leguas, y quarenta de diametro, la haze admirable lo primero ſu immenſa altura.