entero, que estaba amamantando un cordero. A mi me la querian mostrar diciendo: Ves allí la cabeza de la oveja; ves acullá la del cordero mamando; ves el cuerpo, brazos y piernas del uno y del otro; mas yo no veía las figaras sino las manchas, y debia de ser por no saberlas imaginar.
Empero no hacian caudal de aquellas figuras para su astrología, mas de quererlas pintar imaginándolas; ni echaban juicios ni pronósticos ordinarios por señales del sol, ni de la luna ni de los cometas, sino para cosas muy raras y muy grandes, como muertes de reyes ó destrucion de reynos y provincias; adelante en sus lugares dirémos de algunas cometas, si llegamos allá. Para las cosas comunes mas aína hacian sus pronósticos y juicios de los sueños que soñaban y de los sacrificios que hacian, que