Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/134

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y los medios. Pero como las desavenencias del rey con Francia, Italia, Flandes y Alemania lo pudieron en contacto con la diplomácia europea, y despues de la muerte de Isabel figuró durante once años en la escena política obrando por sí, la historia le ha reservado muchas pájinas, sin guardar las suficientes á su esposa, y se ha olvidado al hablar de Fernando el católico que tan hermoso sobrenombre lo debia á su compañera, que echó sobre él este reflejo de la aureola que ceñia su frente.

Aunque Fernando fuese el primero á la cabeza de todos los decretos, y aunque las monedas y los sellos del estado llevasen la doble efijie de Fernando é Isabel, no es menos cierto que la reyna gobernaba á Castilla, siguiendo su propia inspiracion; pero de tal modo, que los españoles no decian el rey y la reyna, sino los dos reyes ó simplemente los reyes, para significar á entrambos. "Hubiérase dicho, observa el ilustrado P. Ráulica, que el marido era la mujer, la reyna de época tan gloriosa, y que la mujer era el hombre, el rey." [1]

No hablaremos mas que de Isabel, porque no solamente la pertenece la iniciativa de las cosas mas grandes, sino que la tomó antes de dar su mano al rey de Sicilia, y de ocupar el trono. El tratado de 5 de Marzo de 1468, base de su contrato matrimonial establecía la guerra contra los moros. La espulsion de los mahometanos comprendia implicitamente la unidad española, la propagacion del cristianismo y de las luces, el aumento de territorio, la concentración del poder y la restauración de la autoridad lejítima.

  1. P. Ventura de Ráulica. La mujer católica, t. II. p. 329.