Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/171

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tranjero, cuya frente ceñía la luz del genio, y cuya inteligente mirada y elevado lenguaje inspiraban confianza, respeto y amor.

Sin duda experimentaría don Fernando algo de esto; pero de carácter frío y opuesto a obedecer los impulsos del alma, no se pronunció aun porque primero queria que ya que el plan se fundaba en datos científicos, fuera comprobado por la ciencia, remitiéndose a lo que decidiera una junta de sabios, que encargó de convocar y presidir al prior de Prado.

No era fácil la comisión conferida a Fr. Hernando porque entonces no había en Castilla sino corto número de cosmógrafos, y como dice un cronista, no valian cosa. En su defecto, buscó Talavera teólogos, y los citó para Salamanca, donde aquel año invernaba la corte[1]. La época de junta tan memorable, aunque no la consigna la historia, dos circunstancias nos permiten fijarla de un modo bastante aproximado en el mes de Noviembre de 1486. A falta del extracto de sus sesiones, que con imperfección se hizo dos años despues, y que no ha salido todavía del Archivo de Simancas, convendrá al menos formarse una idea del lugar y de los personajes que presenciaron, y tomaron parte en la liza, que tuvo lugar entre la fe del predestinado y la incredulidad de los partidarios de la rutina.


II.


La religion y la ciencia ocupaban por sí solas la ciudad de Salamanca. Ademas del colegio del rey, de los de

  1. En calidad de asesor se dio al prior de Prado su pariente don Rodrigo Maldonado, doctor en derecho y regidor de Salamanca.