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las órdenes de Calatrava y Alcántara, de los de las ciudades de Burgos y de Oviedo, del de los Irlandeses, de los Huérfanos, de San Juan, San Pelayo, San Miguel, San Pedro y San Pablo, Santa Maria, San Bartolomé, del monte de las Olivas &c., los dominicos, franciscanos, benedictinos, Jerónimos, bernardinos, padres de la misericordia, trinitarios, canónigos regulares y carmelitas descalzos, cada uno tenia su escuela.

Estos diferentes establecimientos comprendian casi todas las enseñanzas, y mientras unos se dedicaban á la del latin y humanidades, otros se elevaban á las ciencias naturales, al derecho y la teolojia. En los conventos, donde se hacian los estudios mayores, habia salones anexos á los claustros, y abiertos á la juventud, que acudía allí á las horas de estudio, como acontece hoy en las universidades.

Todos los mencionados establecimientos funcionaban bajo la dirección única de un consejo llamado de la Universidad, y presidido por un rector,[1] que tenia á sus órdenes cuarenta dependientes, entre administrador, síndicos, bedeles, secretarios y maestro de ceremonias, y á su cargo la dirección de setenta y tres cátedras, sostenidas por rentas considerables. Mas de ocho mil estudiantes se apuntaban en la matrícula de la poderosa Universidad, que por su riqueza, su fama y su influencia imperaba en Salamanca. Contaba con administracion y gobierno propios, cancillería, estados, escribanos, jueces, médicos, músicos, predicador, iglesia particular, dedicada á san Jerónimo, hospital nombrado de San Juan Bautista, y esclusivamente destinado á los escolares pobres, é inmensa biblioteca, con entrada libre por espacio de cuatro horas diarias, tanto para los maes-

  1. "Tiene esta universidad para su mayor servicio y grandeza, mas de cuarenta oficiales, administrador, síndicos, secretarios, bedeles, maestro de ceremonias y otros." Gil Gonzalez Dávila. Historia de Salamanca, lib. II. cap. XVIII. p. 188.