Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/231

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
—151—

al lanzarse por un camino, que ningun mortal habia surcado, los tripulantes, despues de perder de vista las cumbres de la isla de Fierro, comenzaron con lamentaciones, desconsolados y desesperando de tornar á su cara patria. Esforzóse Colon en tranquilizarlos, y les habló de todo aquello que pudiera tentar sus corazones materiales y ambiciosos; no obstante, por prudencia, de aquel dia en adelante apuntó la ruta en dos libros distintos, marcando una distancia para su jente, y reservándose el guarismo verdadero, temeroso de alarmar á sus oficiales con un camino demasiado largo. No fué en vano su prevision.

Prosiguió durante tres dias y tres noches haciendo rumbo al SO., y corrijiendo las equivocaciones de los timoneles, cuya tímida mano vacilaba en mantener la caña en una situacion tan opuesta á la de Europa. Favorecido por el viento adelantaba mas y mas por las movientes y formidables llanuras, y á medida que iba avanzando hácia las riberas misteriosas, todo cuanto era para él gozo y confianza, se trocaba en desconsuelo y amargura para los suyos. Poco á poco, á medida que marchaban en direccion del O., empezó á manifestarse una notable diferencia en la claridad del dia, el aspecto de la lontananza y el color de las augas, los cielos parecian diferentes, y las constelaciones familiares á los marinos alejarse, descender al horizonte y ocultarse tras él: hasta la regularidad de la brújula se resintió en sus leyes inmutables.

El 13 de Setiembre esperimentó el jenio de Colon una ruda prueba, al sorprender con su atenta mirada el primer indicio de la variacion magnética; aquella era la primera vez que desde el principio de la historia se hacia observacion semejante. Notó el comandante, que á la entrada de la noche la aguja imantada en lugar de dirijirse á la estrella polar, se inclinaba al NO., y que al otro dia al amanecer, la declinacion era mas notoria todavia. De esta suerte la brújula, su único guia, y cu-