Página:Historia de Cristóbal Colon y de sus viajes - Tomo I (1858).djvu/58

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LIV

ciones apasionadas de Navarrete, Irving, que se hallaba en Madrid, tuvo lugar de conocerlas, y sin embargo de ser protestante y por este motivo mas ajeno que Spotorno y Navarrete á los sentimientos que animaban á Colon, concibió de él una idea mas alta y justa. La rectitud de su juicio, auxiliada por sus investigaciones bibliográficas, le demostró la miopia y la parcialidad de estos dos colectores de apuntes, y á pesar de resentirse hasta cierto punto de su influencia, y de no atreverse á poner en abierta oposicion con Navarrete, no admitió sino parte de sus acusaciones, modificándolas, y no aventuró las especies de Spotorno, sino con una incertidumbre tan próxima de la repugnancia, que dió lugar á que este le tomase ojeriza.

Lejos de perdonar con los años, el P. Spotorno enojado siempre con Fernando Colon, y gloriándose de la idea recojida con tanta lijereza por Navarrete, torna con necia ostentacion á ella, y se jacta de su hallazgo, cuando el vergonzoso mérito de tal error pertenece á Napione. En las notas anónimas á la edicion jenovesa de Irving, él, su verdadero inspirador, hace cargos al autor por su timidez, la atribuye á que no ha leido su libro acerca de la patria y el oríjen del almirante, repite lo relatado en su Historia literaria y no contento aun añade á guisa de instigacion, nuevos yerros que prueban cuan estraño es á Cristóbal Colon.

Júzguese por un ejemplo. Habiendo Spotorno despreciado algunas palabras de Pedro Mártir acerca de un indíjena de las Lucayas bautizado en España, ahijado de don Diego Colon, hermano del almirante, y que por esta causa recibió su nombre, conforme á la costumbre establecida en casos semejantes, lo confunde con su padrino,