me idea fija que sospechaba la existencia de la otra mitad del mundo.
En su lugar diremos en que circunstancias contrajo matrimonio con Beatriz, pues aquí nos limitaremos tan solo á establecer que su union fué lejítima, y que no se dejó subyugar con menoscabo de ninguno de sus deberes.
Herrera, cuya imparcialidad, saber y exactitud están reconocidas por todos, ha disipado cuantas dudas pudieran ofrecerse acerca del segundo matrimonio de Colon con estas palabras: "Despues de la muerte de su primera mujer casó con otra llamada Beatriz Enriquez, de la ciudad de Córdoba, de la que tuvo á don Fernando, honrado caballero, muy esperimentado en la ciencia de las buenas letras."[1] Navarrete arguye, que no ha podido encontrarse la partida de casamiento, y que no se presentará; pero se nos ocurre que tampoco se ha dado con su partida de bautismo, y sin embargo no diremos por eso que Colon no fué bautizado.
Cuesta trabajo darse cuenta de como se ha podido admitir una especie de tan mal jénero, y tan opuesta á lo que enseñan los hechos, y dicta el mas pobre raciocinio. ¿Cómo hubiera tolerado la virtuosa familia de doña Beatriz un comercio escandaloso? ¿La venganza de esta ilustre casa no habria obligado al seductor á reparar su falta? Qué! ¿Seria Córdoba, pueblo murmurador[2] por escelencia, el que Colon prefiriera para educar
- ↑ Herrera. Historia jeneral de los viajes y conquistas de los castellanos, etc. Primera decada, lib. I. cap. VII.
- ↑ Las habladurias, las frivolidades, la coqueteria y la pereza de las mujeres de Córdoba, eran proverbiales en España, y para castigarlas las declaró la reyna Isabel, durante cierto tiempo, sin derecho á los bienes gananciales.