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PATAGONIA.
mente con lo demás del pelo. Algunos son tan grandes como los perros de mediana estatura. Los naturales del país son muy diestros en la caza encarnizada que les hacen. Como la mara tiene el paso muy irregular y da mil vueltas cuando huye, los caballos, acostrumbrados á este jénero de ejercicios, hacen otras tantas evoluciones rápidas como este animal, y no haciéndolo así son perdidos. Mas los Indios están ya tan habituados á este arte, que siguen todos los movimientos del caballo y logran llegar á fatigar á la liebre en términos que sin apearse la cojea por las orejas y se la llevan.

En Patagonia no se encuentran monos, ni jaguares; este ultimo, el mas bello y mas grande de todos los gatos salvajes, después del tigre, no pasa jamás al sur de las montañas del Tandil.

Entre los mamíferos desdentados, no podemos dejar de hacer mención del pichi, que pertenece al jénero del tato. Loa individuos de esta familia son, como se sabe, notables por la callosidad y dureza de la concha que los cubre; tienen el hocico puntiagudo, orejas grandes, uñas largas, cuatro ó cinco dedos delante y cuatro detrás; socavan sus moradas subterráneas y se alimentan de vejetales y de insectos. El pichi es un gracioso y pequeño animal, muy afable, absolutamente inofensivo y en estremo solicitado por la delicadeza de su carne, que no disgustaría en las mesas mas esplendidas de Europa. Los Gauchos y los naturales la ponen á cocer sobre el fuego por la parte de la concha , y cuando está bien tostado, se caen las escamas muy fácilmente. No es raro hallar los pichis en las casas de los colonos, donde se divierten con ellos ya por sus gracias, ya por las posturas singulares que toman á veces.

Los pantanos del Rio Negro sirven de abrigo á un gran numero de pecaris de collar, ó jabalí de América, tan ásperos é indóciles en este país como lo son en todas partes, Una especie de ciervo, llamado guazuti también muy común en la Patagonia, pero es menos interesante que el guanaque, cuya carne y sobre todo su piel aprecian mucho sus habitantes.

Este último animal, que no faltan naturalistasque le consideren como el lama en estado salvaje, es en la América meridional el Representante del camello de Oriente. Puede muy bien ser comparado por sus formas esteriores á un asno con dos patas y un cuello mas largos. Se hallan muchos en todos los puntos templados de la América del Sur, desde las islas de la Tierra del Fueco hasta las rejiones montañosas de la Plata, y aun hasta la cordillera del Perú. No obstante que estos animales prefieren los lugares elevados para habitar, se encuentran también en las llanuras de la Patagonia meridional. En jeneral andan en cuadrillas de doce á treinta, aunque no dejan de reunirse en otras mas numerosas y apiñadas sóbre las costas septentrionales del estrecho de Magallanes.

Un rasgo característico de este cuadrúpedo es la curiosidad. Cuando se halla uno por casualidad frente de un guanaco aislado, en lugar de huir, como debería aconsejárlo su instinto salvaje, se detiene y le observa con atención; un instante despues, sigue su camino, y se para todavía para volveros á mirar. Si se toma alguna postura estraña, como por ejemplo, si se echa uno en el suelo con las piernas al aire, se acerca para reconocer el singular objeto que ha notado de lejos. Algunos viajeros se han valido de este ardid con éxito, y aun á veces, los guanacos parecían creer que los escopetazos que les disparaban sin alcanzarles eran una consecuencia de la broma. Mr. Darwin, naturalista inglés, ha visto varios sobre las montañas de la Tierra del Fuego no solo relinchar y gritar cuando se les acercaba, sino empinarse y saltar de la manera mas ridícula. Son susceptibles de enseñanza como también de mucha familiaridad. Descarados entónces en estremo, se arrojan sobre el hombre y le maltratan por detrás con sus dos rodillas. Se asegura que el motivo de estas bruscas embestidas suele ser el