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de las Indias.

luenga tenian por más intolerable, y esta era la vida, que muriendo vivian, amarga, por salir de la cual comenzáronse de ahorcar; y acaeció ahorcarse toda junta una casa, padres y hijos, viejos y mozos, chicos y grandes, y unos pueblos convidaban á otros que se ahorcasen porque saliesen de tan diuturno tormento y calamidad. Creian que iban á vivir á otra parte donde tenian todo descanso, y de todas las cosas que habian menester abundancia y felicidad, y así sentian y confesaban la inmortalidad del ánima, y esta opinion por todas las Indias la habemos hallado, lo que muchos ciegos filósofos negaron. De un español, que yo cognoscí bien cognoscido, se dijo que por su crueldad se habian muerto en esta isla Española, con el agua ó zumo de la yuca (que, segun en nuestra Apologética Historia dijimos, es ponzoñosa bebiéndola cruda), cantidad de indios, y despues pasado á la de Cuba, por salir de su infernal servidumbre, se habian ahorcado muchos más. Tambien por una mujer española, segun era cruel, se ahorcaron allí muchos indios, aunque, si no me he olvidado, ántes que una manada dellos se ahorcasen la mataron. Era tanta la gente que tomaba sabor en ahorcarse por salir de aquellos trabajos, que ya los españoles se hallaban burlados, y de sus crueldades les iba pesando, porque no les quedaba ya quien, en las minas y en las otras sus invenciones de adquirir oro, ellos matasen. Acaeció en estos dias un señalado caso y fué aqueste, que saliendo cierto número de indios de casa ó estancia, ó de las minas, de cierto español que los tenia encomendados, afligidos y desesperados, con determinacion de todos en llegando á su pueblo se ahorcar, entendido por él, va corriendo tras ellos, y con mucha disimulacion, ya que estaban aparejando sus sogas, díceles: «buscáme para mí una buena soga, porque me quiero con vosotros ahorcar, porque si vosotros os ahorcais ¿para qué quiero yo vivir sin vosotros acá, pues me dais de comer y me sacais oro? quiero irme allá con vosotros, por no perder lo que me dais;» los cuales, creyendo que áun con la muerte no lo podrian desechar, sino que en la otra vida los habia de mandar y fatigarlos, acordaron de no