dolo con triste firmeza.—Digo que pocas novias soportarían lo que me estás diciendo.
Rohan se encogió de hombros. Seguía violentamente excitado, con temor de hablar y decir algo de que después debiera arrepentirse.
Hasta ese instante habían girado sin cesar alrededor de un macizo. Poco á poco la costumbre les hizo extender el radio y llegaron así cerca del banco en que acababan de escollar. Rohan, que iba á la izquierda de ella, esquivó el camino cortándole el paso hacia otro sendero. Eglé se detuvo á medias y buscó sus ojos, pero él no la miró. Entonces ella lo detuvo.
Mira le dijo con súbita y angustiada decisión. Hace dos años yo tuve un novio, y por la resistencia que hice es que soy digna de ti.
La primera impresión de Rohan fué de disgustada sorpresa: nunca le había dicho ella