contratacion de la especieria. El Emperador mandó poner silencio y que suspendiessen el apresto de la nueva armada que avia de llevar a las Molucas Simon de Alcazoba Sotomayor, como refiere Argensola, y assi se hizo. Que los mandatos de los principes gozan de calidades de sacramento, que la vista percibe los accidentes y no puede descubrir ni examinar la substancia.
Viendo pues Alcazoba defraudadas sus esperanzas, asentó con el Emperador descubrir y poblar doscientas leguas de tierra, pasados los linderos del gobierno del adelantado don Diego de Almagro que segun las demarcaciones antiguas caian en este Reyno de Chile. Partia de San Lucar a veinte y uno de Setiembre de 1534 con dos navios de buen porte, con doscientos y cinquenta soldados españoles. Coxieron puerto y refresco en la Canarias en la isla de La Gomera; llegaron a diez y siete de Enero de 1535 al rio Gallegos. En quarenta y nueve grados descansaron algunos dias, y procurando embestir con las angosturas del estrecho, les embarga el passo una furiosa borrasca; arribaron al puerto de los Leones, donde les sobrevino el Imbierno. En este tiempo se manifestaron algunos indios, ceñidos los brazos de planchas de oro, y trahian otras pendientes de las orejas; comunicaron con ellos como mejor pudieron, y dando a entender que avia una gran poblacion la tierra adentro, muy rica y opulenta de oro, determinó Alcazoba ir en su busca.
Saltó en tierra con la mayor parte de su gente, llevó las municiones y bituallas necesarias y quatro piezas pequeñas de artilleria; marchó catorce leguas con buen orden, siguiendo las guias de los indios, y allándose impedido de passar adelante por su mucha corpulencia, encarga la jornada a un capitan y se volvia a los Navios. Caminaron con grandissimo trabajo noventa leguas, y encontrando con un gran rio que herbia de pesses tumultuaron los soldados y se retiraron: tanto sintieron este viage, y que sin fruto alguno los obligassen a peregrinar, fiados de unos feroses barbaros, por aquellas asperas y desconocidas tierras, que echando rayos de colera, mataron a su cabo y gobernador Alcazoba, a otros officiales, y violentaron a los Capitanes y Pilotos a que volviessen las proas para España. Hasta los mismos elementos bramaron por insulto tan enorme, y con tormenta desecha se perdia la Capitana. El otro navio arrivó muy cascado a la isla de Santo Domingo, donde se hizo justicia de los mas culpados.
Fué Simon de Alcazoba Sotomayor de nacion Portuguesa, caballero del orden de Santiago, gentil hombre de la camara del Rey de Castilla, en cuyo servicio se ocupa desde su niñes, aprendia con eminencia la cosmografia y la exercitó en varias navegaciones a que le conducia su inclinacion natural; pero en esta le torcia el rostro la fortuna.
Renováronse las platicas de la contratacion de la especieria, y para su comercio armó a su costa, con beneplácito del Emperador, dos naves Don Gutierrez de Carabaxal, Obispo de Placencia. Salieron de España por Agosto de 1539. Llegaron con vientos favorables al estrecho a veinte de Enero del año 1540 siguiente. Prosperamente iban colando, quando se embravecia el mar con el viento Occidental, que embuelto en rapidos torbellinos soplava con tanto furor y braveza, que se estrellaron las naves en tierra; solamente se libra una que pudo correr por la mar del norte afuera; salvase tambien toda la gente y armas y cantidad muy considerable de bastimentos. Apaciguado el mar, volvia la nave, y tupiendo los oidos a los