Aferró velas en el Puerto de Valparaiso y apressó cinco nayios mercantiles, trató a los prisioneros con singular benignidad y cortesia, y tomando de la carga lo que ubo menester, les dió liberalmente lo demas, con personas y vaxeles por veinte mil pesos de oro que le dieron en rescate. Fué costeando otros puertos, haziendo grangerias de las presas en cambio de oro y plata, arbitrio que le valia mucho mas que si las destruiera, pues avia nave que caia y pagaba dos vezes, y en la suya no cabía tanto despojo de fardos y mercancia, y assi lo reducia a dinero y poco volumen. Gobernaba a la sazon el marques de Cañete Don Garcia Hurtado de Mendoza, que los años anteriores fué Gobernador de este Reyno de Chile. Despachó con dos naves bien artilladas y vn varco mastelero a Don Beltran de Castro y la Cueva para que buscasse a Ricardo, y allándole abordase con el asta rendirle. Encontróle en la Bahia de Tacames, mas abaxo del Cabo de Passao. Presentóle vatalla admitida, y con linda gallardia embistió con la capitana Española que estaba sola, porque la almiranta avia ido a coger la [1] de los ingleses; aferráronse las dos, pelearon con grandissimo ardimiento; y puesto en condicion el combate y en grande duda, por la valerosa resistencia de los piratas, abordó la almiranta, que la gobernaba Lorenzo Fernandez de Heredia, soldado veterano en las guerras de Europa. Rindieron a Ricardo y le llevaron prisionero a Lima, donde fué muy regalado de los caballeros de aquella ciudad, y despues le remitieron a España; a los demas Ingleses concedieron libertad; algunos se quedaron en el Perú y otros se fueron a donde quisieron. La nave sirvió muchos años en la Real armada del Sur y fit llamaron la Inglesa.
Acontecieron en aquella batalla naval cosas memorables, porque Ricardo peleaba desesperadamente y como vn leon, y con gran intrepidez enlazó el estandarte Real de España, y le ubiera ganado si Don Diego de Avila no le obligara a desistir muy aprisa del intento hiriéndole en el brazo. Estando cargando vna pieza de artilleria en la capitana, voló a dos artilleros vna vala del enemigo y a otro le rasgó al soslayo la piel del vientre y le echó fuera mucha parte de los intestinos; recogiólos con mucho brio, y ciñéndose fuertemente con vna toalla, acudió a la pieza que le tocaba y con ella hizo marabillas. Llamábase Encinal, de mas de sesenta años.
El año de 1595 salió de Inglaterra otro capitan ingles nombrado Auquens, y aviendo passado por el Estrecho al Mar del Sur, lo pelotearon las borrascas, hasta ponerle en cincuenta y seis grados, donde descubrió muchas islas y se enredó en ellas sin poder jamas hallar la tierra firme [2].
- ↑ Inintelijible. Talvez dice derrota.
- ↑ Este famoso corsario, que los españoles llaman a veces Richarte y otras Ricardo Aquines, es simplemente Ricardo Hawkins, el mismo que Lope de Vega llama Achines en su Dragontea.
Rosales omite las fechas de su espedicion, talvez por ignorarlas; pero Hawkins salió de Inglaterra en la Dainty (que los españoles llamaron la Linda) el 12 de junio de 1593 y llegó a Valparaiso en abril de 1594.
El Auquens, de que habla el historiador en su último párrafo, es un personaje imajinario, porque lo confunde con Hawkins que fué hecho prisionero i no volvió mas a las Indias.
El mismo corsario ingles nos ha conservado la relacion de su crucero en un precioso libro que tiene este titulo:—The observations of sir Richard Hawkins in his voyage into the South Sea in the year 1593.