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DIEGO DE ROSALES.

en estos tiempos ya dista y se divide por espacio de mas de un quarto de legua. Aquellas dos grandes ciudades en Grecia, Bura y Elice, junto a Corinto, ya estan sepultadas en las aguas de el mar, sin que de ellas aya quedado rastro. En el Reyno de Chile se continuaba la isla de Santa María antiguamente con la tierra firme de Arauco y Lavapié, y oy está dividida mas de dos o tres leguas. En Chiloé sucedió lo mismo con otras Islas. Y Taguatagua, siendo antes vn anchuroso y ameno valle, es ahora vna espaciosa laguna. Otros muchos exemplares recoge el P. Joseph Blancano, curioso professor de Mathematicas en el Colegio de la Compañia de Jesus de la ciudad de Parma.

Conocido este perpetuo convate y alteracion de los elementos, bien podemos dezir y persuadirnos a que estaba el mar tan estendido en aquellos tiempos por algunas partes, como ahora, y por otras mas retirado, y que la tierra firme de el Brasil no estaba tan apartada de las Hesperides. Y es muy nervioso argumento el ver ahora toda aquella derrota tan embarazada de islas, rocas y vagios, quales son los de Buxa, Sta. Ana y S. Pablo, sin otros de menor nombre. Y assi mismo enlazada de muchas Islas de grande circunferencia, como los Mangues, la Isla Blanca, la de el Marañon, que vaxa cien leguas, y otras, que nombra en su derrotero Manuel Figueredo, gran piloto; y quando no vbiesse esta continuacion de tierra firme y cercania de Islas, no se puede poner duda en que podrian passar en sus embarcaciones, siendo tan pequeña la distancia que se interpone. Y aunque fuesse mucha la distancia para passarla, para quien avia navegado quatrocientas y cinco leguas que ay desde España a las Islas de Cabo Verde, poco era que passasse essa distancia. Y menos implica que no se pudiessen engolfar desde Cádiz, como se engolfaron, para ir a las Canarias y llegar a las Islas de Cabo Verde y al Brasil, pues tenian Vageles y arte de navegar.

Ademas de que los Españoles eran en tiempo de el Rey Hespero tan atrevidos que, como dize Camalloa, surcaron el mar Oceano doscientos y cinquenta años antes de la venida de Christo, y en vareas de cuero o hechas de un solo palo poblaron en Irlanda y Inglaterra, y frequentaron por largo tiempo las navegaciones, especialmente esta de las Hesperides, a que dió principio el Rey Hespero, el qual gobernó a España, como refiere Cepeda, once años, hasta que passó a Italia el año, antes de el nacimiento de Christo, de 1658, segun lo afirma Juan Antonio, y en adelante sojuzgaron buena parte de España los cartagineses, y advirtiendo que crecian las fuerzas y caudales de las Hesperides y sus poblaciones, y que podian dar gruessos socorros a los Españoles. Para que se avnassen a acometer a Cartago, promulgaron vna ley que con pena capital prohibia que en adelante ninguno continuasse aquella navegacion, ni comunicasse mas con aquellas gentes isleñas, ultramarinas, Hesperides. Lo qual se observó con estrecho rigor. Este caso refiere Aristóteles, y aunque espressamente no señala ni dize el nombre de las Islas, pero de su contexto colige Justo Lipsio que serian algunas de estas de el nuevo Orbe. Duró la carrera de estas navegaciones mil y doscientos y diez y ocho años, que otros tantos passaron desde la relegacion a Italia de el Rey Hespero hasta la vuelta de la navegacion de Hanon Cartagines, que aviendo salido de Cádiz con sesenta galeras grandes y llebado en ellas treinta mil personas, hombres y mujeres, Españoles todos, y de los municipios de los Cartagineses el año trescientos y siete de la