Doña Isabel floreció con otros artífices el notable maestro azulejero Fernán Martínez Guijarro. Teniendo, pués, en cuenta tales antecedentes ¿repugnaría estimar que los zócalos del Patio de las Doncellas fueron obra suya y de las efectuadas en ]os tiempos de aquellos monarcas? Desgraciadamente los más antiguos libros de Hijuelas de gastos (de obras) efectuadas en el Alcázar, que tuvimos el doble gusto de descubrir y de ser los primeros en examinar; datan de 1539, fecha ya muy avanzada, y por lo tanto, nuestras dudas quedan en pié. Sin embargo y á pesar de lo dicho, no hay razón alguna que se oponga á considerar que los azulejos son de la época misma en que fué construido el Palacio, antes bien existe entre ellos y los de igual clase que adornan la capilla de D. Enrique II en la Catedral cordobesa y que datan del mismo reinado del referido monarca, una tal semejanza, que no parece razonable dudar en vista de esta comparación, de la época en que fueron fabrícados los zócalos sevillanos.
Al tratar de la azulejería del siglo XIV, merecen ser mencionados también los restos que existen de un hermoso zócalo de mosaico, en el gran salón mudejar de la llamada Casa de Olea, que formó parte, en nuestro concepto, de un suntuoso palacio de los Ponce de León, y posteriormente del no menos esclarecido linaje de los Marmolejos. Las más antiguas noticias que hemos podido allegar respecto á esta casa, no son anteriores á la segunda mitad del siglo XV, [1] pero, á nuestro juicio y al de reputados arqueólogos, data la construcción de la magnífica tarbea en que nos ocupamos, de la segunda mitad del XIV. Los muros de todo el salón debieron estar adornados con alto zócalo de azulejos polícromos de mosaicos, de los cuales, tan sólo quedan al presente las partes interiores de las jambas de los tres arcos de ingreso. Si los comparamos con los del Alcázar, no hallaremos diferencia alguna, siendo idénticos los esmaltes, y viéndose en ellos repetidas las mismas combinaciones geométricas que se ven en aquel Palacio.[2]