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Página:Historiadelosba00prgoog.djvu/110

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AZULEJOS DEL SIGLO XIV

Basta á nuestro propósito con esta breve cita, y continuaremos el examen de los ejemplares de azulejería existentes en nuestros templos parroquiales, comenzando por el de Omnium Sanctorum. Fué éste uno de los edificios objeto de la protección de D. Pedro I, que efectuó en él restauraciones importantes, y así parece acreditarlo la preciosa ventana ornamental de ladrillo cortado en limpio, y de forma de ojiva túmida, que adorna la imafronte del templo sobre el tejaroz de su portada principal. Bien acredita su fábrica la pericia de los alarifes mudejares, que además la adornaron primorosamente, colocando en sus enjutas y en su tímpano labores formadas de mosaico de estrellería, debiendo advertir, que en la colocación de sus menudas piezas existe la variante (cuando la comparamos con la que ofrecen los zócalos del Patio de las Doncellas) que en aquéllos, el dibujo principal hállase constituido por lazos blancos geométricamente combinados, como hemos dicho, viéndose los espacios que dejan libres ocupados por piezas poligonales, esmaltadas en varios colores y en la ventana de que tratamos no se observó esta misma manera por sus autores, sino que éstos suprimieron los lazosblancos contentándose con justaponer las piezas formándose la ajaraca con aquellas mismas, y por consiguiente, sin dejar más que las finísimas líneas del corte. Ambos procedimientos empleáronse en la misma centuria, como dejamos consignado.

Merece especial mención también el zócalo que rodea el ábside de la iglesia parroquial de San Gil, obra que data asimismo de los días de Don Pedro I; espléndido restaurador del templo. Muy pocos sevillanos conocían la existencia de estos interesantes ornatos, pues desde fines del siglo XVIII, hallábanse ocultos, no sólo por la pesada mole de un retablo barroco adosado á los muros del ábside, sino por las muchas capas de cal de Morón con que habían sido enjalbegados. El ofrecimiento hecho en 1887 al entonces cura párroco, Sr. Sanz y Sarabia, por los testamentarios de D. José Díaz de Villegas, de costear nuevo retablo, dio por resultado la restauración total del referido ábside, así como de los preciosos tableros de azulejos, que con tal motivo quedaron perfectamente limpios y completadas sus faltas por d inte-