con otros ejemplares más, procedentes de la Isla de Rodas, que tienen toscos adornos vidriados de blanco, verde tinta y negro. Pero el objeto que más impresión nos produjo, fué un pequeño brazo de mujer de barro blanco, al cual hállase adherido un trozo de paños. El vidrio del brazo, es de un color amarillo, y ni enteramente melado, ni ofrece la transparencia del alcohol; y como nos ha hecho observar con mucho acierto nuestro amigo el señor Osma, parécese de tal suerte al de algunos objetos de los vulgarmente llamados de Puente del Arzobispo, que de haberse descubierto el fragmento griego en Toledo, lo hubiésemos estimado como producto de aquella fabricación española. El trozo de paños á que antes aludimos, que por su hechura parece bajar desde el hombro, está vidriado de verde. Este notable resto procede de Smirna, como casi todos los otros de cerámica vidriada pertenecientes á estatuitas, de tamaños análogos á la del brazo. Desgraciadamente no existe entera ninguna, siendo esto tanto más de lamentar, cuanto que todas ellas fueron mayores que las conocidas de Tanagra y de menos fantasía que las procedentes de aquel centro, deduciéndose tembién por otros fragmentos, que aquellos hábiles ceramistas reprodujeron, en pequeño, muchas estatuas grandes de las de piedra ó bronce. Por último, en la misma vitrina central de esta Sala, hay dos figuritas de mujer vidriadas, de una especie de melado claro, que llevan los números 677 y 788.
Hemos visto que el procedimiento de los barros esmaltados estendido por las más antiguas alfarerías de Oriente, fué practicado también por el pueblo griego; y si hasta ahora no son muy numerosos los objetos de su fabricación, tenemos por cierto, que á medida que avancen los descubrimientos arqueológicos, se irán enriqueciendo los museos con más ejemplares, puesto que en vista de los ya conocidos no hay razón para creer que fueron raros, dadas las múltiples aplicaciones* que de ellos tuvieron que hacerse á las necesidades de la vida, cuando nó á la decoración arquitectónica, ([1])
- ↑ «Cómo es que estos procedimientos (los de la cerámica vidriada) no fueron aplicados en los bellos tiempos de la Grecia y más tarde entre los romanos? Pueblos tan amantes, sin embargo, del color; que pintaban sus estátuas y sus templos y sus mosaicos de vidrio, prueban que conocían demasiado bien las propiedades de los fundentes y de los óxidos colorantes. Quizás el brillo con que cubrían su alfarería, que era tan débil que durante mucho tiempo se le tomó por el resultado de un pulimento de la materia, les fuese grato porque hacía valer las delicadezas de las formas, y no podía cegar los relieves, ni alterar la pureza de las líneos. Aseguran que en el museo de Nápoles existen entre los utensilios procedentes de Pompeya moldes de repostería bañados interiormente de un esmalte colorido, para hacer la tierra impermeable á las grasas líquidas. Este vulgar detalle de cocina, con seguridad demuestra, que voluntariamente, los alfareros romanos desdeñaban el líquido vidrioso como medio de decoración. Roma se complacía á veces, adoptando las artes decorativas de los países conquistados: el estilo egipcio estaba muy de moda en tiempos de Adriano, pero, en ninguna época los arquitectos imperiales pensaron emplear en sus construcciones los revestimientos esmaltados de que el Asia podía facilitarles bellos ejemplos. A esta exclusión sistemática hay que atribuir la tardanza tan prolongada de haberse extendido en Europa la fabricación de la loza.» Deck La Faience, pág. 22,