dejamos consignadas de la alfarería neolítica andaluza. Aparte, pues, de las deducciones más ó menos fundadas, que pueden desprenderse del relato de los historiadores, y de los objetos descubiertos, hasta ahora, pertenecientes al período

preromano, si tratamos de inquirir el origen cierto y fundado de nuestros barros vidriados, tendremos que buscarlo en la época en que España llegó á constituir una de las provincias del vasto imperio latíno. Ya de aquella, hemos visto que á cada momento están apareciendo objetos de tal clase, ora en las mismas ciudades, y los existentes del género de que tratamos,

que hemos citado de los museos de Francia, Italia y España, no dejan la menor duda acerca de este extremo, por lo cual, no hemos de insistir después de los ejemplares de que hicimos mérito.
Con la ruina de la monarquía visigótica á consecuencia de la irrupción musulmana, nuestra patria sufrió una radical transformación, cuyas consecuencias, que alcanzaron á todas las esferas, no se hicieron esperar por mucho tiempo. Pero preguntamos ¿quiénes fueron y de dónde procedían nuestros primeros invasores.' Eran los árabes y procedían de la vasta península asiática que rodean el mar rojo y el Oceano índico; entre la Persia y la