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LA CERÁMICA VIDRIADA EN SEVILLA

Conde de Monterey? Pero si se quiere mayor prueba de las raíces que en la comarca tartésia echaron aquellos primeros ocupadores, examinemos el notabilísimo pedestal, labrado en la época romana, que sostuvo una estatua de Isis, el cual consérvase aún en la Casa de Pilato, con sus bajo relieves que representan las figuras de Osiris, el Buey Apis, y el Halcón consagrado á aquella primera divinidad, juntamente con las de Anubis, la del pájaro sagrado, Ibis, y una palmera recuerdo de las que crecían á orillas del Nilo ó adornaban los templos de Phile y de Karnac. Pero, al tratar de los descubrimientos efectuados en las ruinas de este remoto período, no es posible pasar en silencio el de los interesantes sepulcros de Cádiz, entre los cuales descuella el soberbio antropóide existente en el Museo Arqueológico de aquella ciudad, bastante de por sí para persuadirnos, de la manera más elocuente y absoluta, de cuanto dejamos dicho. Además de las joyas de oro que se encontraron en el interior de las tumbas gaditanas, descubriéronse también cuentas de vidrio, las cuales, bien pudieron ser importadas de las playas fenicias ó producto industrial de aquellos ocupadores de nuestro suelo, que por sus relaciones con los imperios que gozaban de mayor civilización, supieron manejar dicha materia y aplicarla á los barros cocidos, según dejamos ya consignado en el capítulo I de esta Monografía.

No debemos tampoco omitir en este lugar la noticia de los importantes descubrimientos, efectuados en estos últimos años en varios pueblos y lugares de esta provincia, por la inteligente y plausible iniciativa de nuestro querido amigo el Sr. D. Jorge Bonsor, merced á la cual contamos al presente con numerosos testimonios que acreditan la influencia que ejercieron en esta región inmigrantes procedentes del Oriente, que traían consigo un gusto artístico el cual vemos reflejado en los objetos exhumados en los túmulos funerarios: de los cuales ofrecemos las adjuntas reproducciones, (figuras 10, y 11 del texto y 12 al final del capítulo) hechas de dibujos que nos ha facilitado la generosidad de su ilusilustrado descubridor y que por su interés creemos que han de ser vistas con agrado, auncuando no entran de lleno en el propósito de esta obra, por carecer de vidrio como las muestras que