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LA AZULEJERÍA SEVILLANA

adornan la ventana situada en la parte central de dicha assumúa. El mal estado en que se encontraba exigió pronta restauración, la cual efectuóse con tal esmero é inteligencia, que más que obra restauradora le cuadra el calificativo de destructora. Todo el dibujo y disposición de los ornatos antes referidos, fueron alterados tan completamente, que hoy producen el efecto de una infantil parodia de decoración almohade; habiendo perdido las graciosas y elegantes curvas de los referidos adornos, su carácter particular, y con la misma falta de escrupulosidad vimos sustituir las cintas de azulejos verde malaquita empleados en las fábricas almohades, por otras de diferente vidrio. Aquel primer color fué, según creemos, preferido por los mauritanos, como parece probarlo el hecho de no haber hallado hasta ahora la más pequeña pieza esmaltada de verde tinta; sin embargo, es presumible que debieron haberse también servido de él.

No hay datos para afirmar que los alminares sevillanos tuvieron por remate grandes globos ó esferas de bronce, como los tuvo la Giralda y como se ven todavía en algunas torres africanas; adornos que debieron asentar sobre cupulinos revestidos de azulejería. No existiendo reproducción alguna de la Giralda, anterior al año de 1369, en el cual, á consecuencia de un huracán, rota la espiga que sujetaba las esferas, vinieron éstas al suelo, para no volver á ser colocadas, labrándose en su lugar un sencillo campanario, que permaneció hasta la segunda mitad del siglo XVI, no podemos determinar si con efecto la grandiosa Torre tuvo el referido cupulino adornado de azulejería; é igual duda nos asalta respecto á los demás alminares sevillanos.

Uno de los templos parroquiales que conserva restos más importantes de la primitiva fábrica musulmana, es sin duda, el de Santa Marina, el cual, fué de los primeros habilitados para el culto cristiano en la segunda mitad del siglo XIII. Con motivo de las obras de restauración que en 1885 se efectuaron en la capilla de la hermandad de nuestra Señora de la Piedad, ([1]) ocurrió un

  1. Véase el tomo I de nuestra obra, Sevilla Monumental y Artística, pág. 195.