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Página:Historias extraordinarias (1871).djvu/227

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HISTORIAS ESTRAORDINARIAS

material en las disposiciones del otro estremo de la sala.

Un gran espejo, en mi turbación aquello me se apareció entonces así, se levantaba allá donde no habia visto señal momentos antes; y como yo marchase presa del terror hácia este espejo, mi propia imágen, pero con un semblante pálido y manchado de sangre, avanzó á mi encuentro con paso débil y vacilante.

Era mi adversario, era Wilson que estaba delante de mí en su agonía. Su careta y su capa yacian en el pavimento, allí donde él las habia arrojado.

Ni un hilo en su trage, ni una línea en toda su figura que no fuese mio, que no fuese mia aquello éra lo absoluto en la identidad.

Aquel era Wilson, pero Wilson no cuchicheando más sus palabras! Tan bien que yo hubiera podido creer que era yo mismo quien hablaba cuando él me dijo:

Tú has vencido y yo sucumbo. Pero desde ahora en adelante estás muerto también, muerto al Mundo, al Cielo y a la Esperanza. ¡En mi existias tú, y vé en mi muerte, vé por esta imágen, que es la tuya, cómo te has radicalmente asesinado á tí mismo!