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Página:Historias extraordinarias (1871).djvu/258

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EDGAR POE.

del lecho había hasta entonces cubierto con una sombra profunda. Ví envuelta en viva luz una pintura que no había notado desde luego.

Era el retrato de una jóven, ya formada, casi muger. Miré la pintura rápidamente y cerré los ojos. Porque no lo comprendí bien desde luego: pero mientras que mis ojos permanecieron cerrados analicé rápidamente la razon que me los hacia cerrar así. Era un movimiento involuntario para ganar tiempo y para pensar, para augurarme que mi vista no me habia engañado, para calmar y preparar mi espíritu á una contemplacion más fria y más segura. Al cabo de algunos instantes miré de nuevo la pintura fijamente.

No podía dudar, aun cuando dudar hubiese querido; que no me hubiera allí fijado desde luego; porque el primer destello de la luz sobre este lienzo habia disipado el estupor delirante de que mis sentidos estaban poseídos, y me habia hecho volver repentinamente á la vida real.

El retrato, como ya he dicho, era el de una jóven. Era simplemente un retrato de medio cuerpo, todo en este estilo, que se llama en lenguage técnico, estilo de viñeta mucho de la manera de pintar de Sully en sus cabezas de predileccion. Los brazos, el seno, y en las puntas de sus cabellos radiantes, se perdían intangiblemente en la sombra vaga, pero profunda que servia de fondo al conjunto. El marco era oval, magníficamente dorado y labrado en el