globo. Esto debió verificarse de igual manera que en la superficie terrestre, suponiendo que en el planeta y su satélite la gravedad ó peso real de los cuerpos, se hallase en razon de la densidad atmosférica; pero no se verificó segun mi caida precipitada lo demostraba con sobrada evidencia. Por qué? Es imposible esplicarlo de otro modo que por medio de aquellas perturbaciones geológicas cuya teoría estableci anteriormente en este relato.
Ya casi llegaba el satélite de la tierra, y seguía cayendo con terrible impetuosidad: sin perder un instante, arrojé fuera de la barquilla todo el lastre, despues los barriles de agua, el aparato condensador, el saco de caoutchouc y finalmente dejé vacia la barquilla. De nada sirvió esto y seguía descendiendo con horible velocidad, no distando ya más de media milla de la superficie. Como ủltimo remedio tiré el paletot, el sombrero, las botas, y desaté del globo la barquilla misma, que no dejaba de pesar bastante, cogiéndome entónces con las manos de la red.
A penas había tenido tiempo de reparar que todo el pais hasta donde alcanzaba la vista, estaba sembrado de casas lilliputienses, cuando vine á caer en el centro mismo de una ciudad de aspecto fantástico, y en medio de un gentio grande de miserable plebe, sin que ni uno solo de aquellos indivíduos pronunciase una sílaba, ni se tomara la menor molestia por ayudarme.