alarido que expresaba á la vez el horror y el triunfo, y que sólo podía venir del Infierno, sonido espantoso producido á la vez por la garganta de los condenados en medio de sus tormentos, y en la de los demonios que se regocijan en sus antros malditos.
Locura fuera tratar de comunicaros mis pensamientos; parecióme desfallecer y vacilė, apoyándome en la pared opuesta. Durante un momento, los oficiales permanecieron en la escalera inmóviles, mudos de terror; y un instante después, diez ó doce brazos robustos golpeaban victoriosamente el muro, que cayó todo entero. El cadáver, ya muy desfigurado y lleno de sangre coagulada, se mantenía derecho á la vista de los espectadores; sobre su cabeza, con su boca rojiza dilatada y su ojo único brotando fuego, ví el hediondo gato, cuya astucia me había inducido al crimen, y cuya voz reveladora me entregaba al verdugo. ¡Habia emparedado al monstruo en la tumba!