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Página:Historias extraordinarias (1887).pdf/26

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XXIV
Edgardo Poe

destina para grandes cosas un temperamento energico, así como favorece con poderosa vitalidad á los árboles que deben simbolizar el duelo y el dolor. Esos hombres, á pesar de su aspecto á veces raquítico, son verdaderos atletas, tan buenos para la orgia como para el trabajo, rápidos en los excesos y capaces de una admirable sobriedad.

Todos convienen unánimemente en algunos puntos relativos á Edgardo Poe, como por ejemplo su distinción natural, su elocuencia y su belleza, de la cual se envanecía un poco, según dicen. Sus modales, mezcla singular de altivez y de exquisita dulzura, eran resueltos; fisonomia, modo de andar, movimientos de cabebeza, todo era en él especial, sobre todo en sus buenos días, como debía esperarse de un sér elegido; notábase en su persona cierto aire majestuoso, y en realidad era el favorecido de la naturaleza, como ciertas figuras de transeuntes que llaman la atención del observador y preocupan después su memoria. El mismo Griswold, tan pedante y brusco, confiesa que cuando visitó á Poe y le halló enfermo y pálido aún, no pudo menos de admirar la distinción de sus modales, su fisonomia aristocrática y la perfumada atmósfera de su habitación, por lo demás bastante modesta. Griswold ignora que los poetas poseen más que todos los demás hombres ese maravilloso privilegio atribuído á la mujer española y á la francesa, que consiste en saber adornarse con nada, y que Poe, enamorado de lo bello en todas las cosas, había hallado sin duda el medio de transformar una choza en un palacio de nueva especie. No escribió con el talento más original y curioso proyectos sobre mobiliario, planes para organizar casas de campo, arreglar jardines y reformar paisajes?

Existe una carta encantadora de M.me Frances Osgood, una de las amigas de Poe, que nos da los más curiosos detalles sobre sus costumbres, su perso-