una atmósfera tan singularmente modificada; de su ignorancia sobre el uso y las propiedades del lenguaje, y el singular método de comunicación que reemplaza la palabra; de la incomprensible relación que une á cada ciudadano de la luna con otro del globo terraqueo, relación análoga que rige igualmente los movimientos del planeta y del satélite, por el cual las existencias y destinos de los habitantes del uno están enlazados con los del otro; y por último, si no lo llevan á mal Vuestras Excelencias, les hablaré muy particularmente de los sombríos y horribles misterios relegados á las regiones del otro hemisferio lunar, regiones que, gracias á la concordancia casi milagrosa de la rotación del satélite sobre su eje con su revolución sideral al rededor de la tierra, no se han vuelto jamás hacia nosotros, y á Dios gracias, no se expondrán nunca á la curiosidad de los telescopios humanos.
He aqui todo lo que desearía referiros, todo esto y mucho más aún; pero si he de hacerlo reclamo mi recompensa. Aspiro á volver al seno de mi familia y á mi casa; y como precio de mis comunicaciones ulteriores, y teniendo en cuenta la luz que puedo hacer, si tal me place, sobre diversos ramos importantes de las ciencias fisicas y metafisicas, solicito que, por la influencia de vuestra digna corporación, se me perdone el crimen de que me hice culpable al abandonar la ciudad de Rotterdam. El portador de la presente, habitante de la luna que ha tenido á bien servirme de mensajero en la tierra, y á quien he dado las instrucciones necesarias, esperará la contestación de VV. EE. y me traerá la gracia solicitada si hay medio de obtenerla.
Tengo el honor de ofrecerme fiel y humilde servidor de Vuestras Excelencias.
HANS PFAALL.
Al terminar la lectura de este extraño documento,