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Página:Historias extraordinarias (1887).pdf/53

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Doble asesinato

arrancados con sus raíces, y en medio de la sala, en el suelo, cuatro napoleones, un pendiente adornado con un topacio, tres cucharas grandes de plata, tres más pequeñas de metal blanco, y dos sacos que contenían unos cuatro mil francos en oro. En un ángulo, los cajones de una cómoda estaban abiertos, como para robar, si bien se veían varios objetos intactos. Debajo de la ropa de la cama se halló un cofrecillo de hierro abierto, con la llave en la cerradura; pero sólo contenía algunas cartas y otros papeles insignificantes.

»No se halló por el pronto vestigio alguno de la señora Espanaye, pero llamó la atención una extraordinaria cantidad de hollin en el suelo de la chimenea; procedióse á examinar su interior, y, ¡espectáculo horrible! vióse el cuerpo de la señorita Espanaye, que estaba cabeza abajo y había sido empujado, al parecer á viva fuerza, por la estrecha abertura, á bastante elevación. El cadáver conservaba calor aún: al examinarle, viéronse numerosas excoriaciones, ocasionadas sin duda por la violencia con que se introdujo allí y la que fué preciso emplear para sacarlo; en el rostro tenía algunos arañazos profundos, y en la garganta manchas negras con señales de uñas, como si la muerte se hubiera ocasionado por estrangulación.

»Después de un minucioso examen de todas las habitaciones de la casa, que no dió ningún otro resultado, los vecinos bajaron á un patio pequeño: allí yacia el cadáver de la anciana señora de Espanaye, con el cuello tan bien cortado, que cuando se trató de levantar el cuerpo, la cabeza se desprendió del tronco; así ésta, como aquél, estaban horriblemente mutilados, hasta el punto de no conservar apenas apariencia humana.

Todo aquel drama sigue siendo un misterio horrible, y hasta ahora no se ha descubierto aún, al menos que sepamos, el menor hilo conductor.»