cuarto piso son demasiado estrechas para dar paso á una persona. Cuando se introdujeron por aquellos conductos las brochas cilíndricas que se usan para limpiarlos, reconocióse que no habia paso alguno que pudiese permitir la fuga á un asesino mientras que los testigos franqueaban la escalera. El cuerpo de la señorita Espanaye estaba encajado tan fuertemente en la chimenea, que para extraerle fueron necesarios los esfuerzos reunidos de cuatro ó cinco testigos.
»Pablo Dumas, médico: declara que fué llamado al rayar el día para examinar los cadáveres que se hallaban en el jergón del lecho, en la habitación donde se encontró á la señorita Espanaye. El cuerpo de esta última estaba muy magullado y lleno de excoriaciones, lo cual se explicaba suficientemente por el hecho de habersele introducido á viva fuerza por el cañón de la chimenea; tenía el cuello desollado, y debajo de la barba varios arañazos profundos, con una serie de manchas lividas, resultantes, sin duda. de la presión de los dedos. El rostro estaba espantosamente pálido; las órbitas se salían de la cabeza, y tenia la lengua medio cortada. En la cavidad del estómago veíase una magulladura, producida, al parecer, por la presión de una rodilla. A juicio de Pablo Dumas, la señorita de Espanaye había muerto estrangulada por uno ó varios individuos.
»En el cuerpo de la madre, mutilado de una manera horrible, todos los huesos de la pierna y del brazo izquierdo habian sufrido varias fracturas; la tibia izquierda se hallaba reducida á esquirlas, asi como la cadera; y todo el cuerpo estaba espantosamente lacerado. Era imposible decir ni explicar cómo se descargarian tales golpes; sólo una pesada maza ó unas grandes tenazas de hierro, ó un arma contundente de gran tamaño, podía producir semejantes lesiones, y aun era preciso que la hubiesen manejado las manos