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Página:Historias extraordinarias (1887).pdf/60

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Edgardo Poe

de un hombre en extremo robusto. Consideraba imposible que ninguna mujer, fuera cual fuese el arma, tuviera suficiente vigor para golpear de tal modo. La cabeza de la difunta estaba completamente separada del tronco cuando el testigo la vió, y así como el cuerpo, muy magullada. El cuello había sido cortado, sin la menor duda, con un instrumento sumamente afilado, tal vez una navaja de afeitar.

»Alejandro Etienne, cirujano, á quien se llamó al mismo tiempo que al médico para examinar los cadáveres, confirma el testimonio del señor Dumas.

»Aunque se ha interrogado á otras varias personas, no se ha podido obtener ningún detalle más de algún valor. Nunca se ha cometido en París asesinato tan misterioso y embrollado, si es que en efecto hubo asesinato.

»La policía está del todo desorientada, caso nada común en asuntos de esta naturaleza. Es verdaderamente imposible dar con el hilo de ese sangriento drama. D En el diario de la tarde, decíase que reinaba una continua agitación en el barrio de San Roque; que se habia procedido á examinar por segunda vez el lugar de la ocurrencia, interrogándose de nuevo á los testigos; pero sin obtenerse resultado alguno. En un post scriptum añadiase que Adolfo Lebon, el dependiente de la casa de banca, había sido reducido á prisión, aunque en los hechos expuestos no hubiera circunstancia alguna suficiente para acriminarle.

Dupin parecia interesarse de una manera singular en la marcha de aquel asunto, ó por lo menos, asi me lo indujo á creer su conducta, pues no hacia ningún comentario. Sólo después de haber anunciado el diario el encarcelamiento de Lebon me preguntó que opinaba sobre aquel doble asesinato.

Sólo pude contestar que pensaba como todo París,