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El ya capitan Herman Blagerdoff unía, á sus destinos, los de la Señorita Luisa Hipknock.

Era muy natural.

Habían leido Werther y se amaban.

Cuando dos jóvenes alemanes ó de cualquiera nacionalidad sé aman, aunque hayan leido ó nó el Werther se casan ó no se casan; sólo, sí, que hay que notar esto: cuando se van á casar, nunca se preguntan si son autómatas ó nó.

—Todos vienen, ménos Fritz—¿dónde estará Fritz?—se preguntaba el Burgomaestre, haciendo un gesto de desagrado.

Cuando se sentaron á la mesa, Hipknock, de pié aún, dijo en tono solemne:

—Amigos mios! permitidme una pregunta: ¿hay entre vosotros algun autómata? decídmelo, por favor!

Todos se miraron entre sí: los unos porque no sabían lo que era un autómata; los otros porque lo sabian demasiado.

—Y Fritz? ¿Porqué no ha venido Fritz?

Nadie lo sabía.

Horacio Kalibang entró á los postres y entregó al Burgomaestre una carta de Fritz.

Decía así:

—«Mi querido primo, Burgomaestre Hipknock.

«Hermann se me ha anticipado en el corazon de Luisa—no importa—tengo su autómata, que me amará perpétuamente, sin cambio, ni mudanza, porque será mi amor grabado de un modo indeleble en las respuestas sinceras de sus resortes. Que sean felices, serán mis votos. Te he acompañado como autómata durante la noche en que, reunidos en tu casa, celebrábamos el natalicio de Luisa; como autómata he ido contigo, al dia siguiente, á la fiesta de Oscar Baum. Oscar Baum, soy yo: no te espantes, pariente. Ya sabes que Horacio Kalibang es un autómata, tambien. Cuando Luisa tenga hijos, esa máquina humana les enseñará, con métodos especiales, todo lo que deban aprender. Para ella lo envio, es un regalo de boda. Aunque con forma de hombre, es un libro. Es el único ser á quien se le debe confianza. Soy bastante grande, noble y rico para que me creas poderoso. Tú has sido testigo. Tengo el mundo en mis manos, porque lo manejo con mis autómatas.

«Cuando, sumerjido en el torbellino de la política, encuentres algun personaje que se aparte de lo que la razon y la conciencia dictan á todo hombre honrado..... puedes esclamar: es un autómata!

«Cuando, sumerjido en las grandes batallas del pensamiento, tu adversario científico llame en su apoyo los misterios de la fé, puedes exclamar:.... es un autómata!

«Cuando veas un poeta que te pinta lo que no siente, un orador que adula al pueblo, un médico que mata, un abogado que miente, un guerrero que huye, un patriota que engaña, un ilustrado fanático y un sábio que rebuzna.... puedes decir de cada uno de ellos.... es un autómata!! Sí, Hipknock, sí: he llenado el mundo con los productos de mi fábrica.

«Recuerda con frecuencia á Oscar Baum, ó si quieres, á tu primo Fritz. Persiste en tus ideas: son la luz del porvenir!

«Un abrazo á todos.»