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LA

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nes por el desierto, decía y dejó escrito: «Con es tas tropas, formadas por voluntarios, hay que su frir constantes entorpecimientos y someterlas á constante cuidado. En muchas ocasiones he teni

do necesidad de trasportar la infantería valién dome de los camellos.» Cuando se trata de enviar

expediciones fuera de Europa, entonces aparecen más de bulto estos inconvenientes, y á pocos re gimientos activos que se embarquen no queda en Inglaterra, como decía en 1892 el jefe de Estado Mayor general sir Redwers Buller, ni un solo bata llón capaz de entrar en campaña. Están ya muy lejos los días de Talavera, de Torres-Vedras y de Inkermann para que pueda afirmarse que el ejér cito inglés, ni en sus filas ni en sus jefes, ha racticado la guerra moderna contra gente civi izada, porque desde hace cincuenta años sólo se ha instruído en las guerras irregulares de la In dia y del Africa del Nilo. Hoy, al presentar sus voluntarios contra unas fuerzas preparadas á la

IIUSTRACIÓN ESPAÑOLA Y AMERICANA hace poco tiempo: «Participo del horror con que la gran mayoría de los ingleses ve el servicio obligatorio, y jamás podría admitir la trasforma ción del ejército formado hoy por contratos vo luntarios en un ejército basado en las quintas ó en el sorteo.» Una revista militar de gran crédito añade: «Sólo un gran desastre podría obligarnos á adoptar semejante reforma »; «jel azote del con timente!», el sorteo, según lo calificaron en 1889, en el Parlamento también, los diputados Fowler y Stanhope. Ahí está la opinión de Inglaterra, es verdad; pero ahí está también el enorme desastre de su ejército en las orillas del Tugela, del Orange y del Modder. ¿Habrá llegado, con el triple fiasco, el momento de adoptar la reforma? o

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Al encontrarse ante la seguridad de la guerra,

moderna en sus medios de combate, aunque no

una vez recibido en Londres el ultimátum del

en su táctica y estrategia, los ingleses han resul

Transvaal, se organizaron y mandaron á Africa dos cuerpos de ejército ó seis divisiones, y hoy está embarcándose la 7." división, y para media dos de Febrero se habrá preparado la 8." Consta cada cuerpo de ejército de tres divisiones de in fantería, con dos brigadas de cuatro batallones; de una división de caballería, con tres brigadas de dos regimientos; de un batallón de infantería montada y 16 baterías de artillería. Reuniéronse

tado tan inferiores como el ejército más atrasado de Europa. El valor, bien probado, de sus solda dos voluntarios jóvenes no ha servido para nada en los tres cuerpos de ejército del Natal, del Cabo y del Mooder. o o

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¿A ese ejército de voluntarios corresponde un cuadro de oficiales bien preparados, competentes, y que equilibre con su superioridad las deficien cias que aquéllos presentan? Parece que no. Gran progreso fué el realizado en 1871 con la supresión de la compra de grados; pero la falta de práctica en los campos de batalla, en las gue rras del continente, ha hecho que la oficialidad inglesa sea más teórica y ostentosa que útil y eficaz. Procede en su gran mayoría de las acade mias: de la de Woolwich, la de ingenieros y arti llería, y de la de Sandhurst, las de caballería é infantería. Hay además algunos oficiales que sa len de la milicia y otros de las filas. Los cadetes de dichas academias, una vez aprobados, reciben el grado de subtenientes interinos, y van á servir á los regimientos, donde, después de tres años de práctica, obtienen en propiedad dicho grado si reunen las condiciones de capacidad, que han de demostrar ante una comisión compuesta de tres oficiales antiguos de su mismo cuerpo. ¿Qué cualidades presenta esta oficialidad para el servicio? Oigamos al entendido publicista mi litar coronel Denis, que ha tratado con especial cuidado esta cuestión, hoy tan oportuna, en las columnas de Le Petit Gironde: «Se trabaja ó es tudia muy poco en las academias, y no se ocupan de otra cosa que de vivir con todo lujo; los ofi ciales ingleses tienen horror al estudio, como lo manifestaba no hace mucho un comandante ale

unos 47.000 hombres, de ellos 26 del ejército acti

vo y 21 de la reserva, y empezó después la agre. gación de diversas tropas de Malta, la India, Ca nadá, Australia y Egipto. Si los boers han dado tan buena cuenta de los voluntarios soldados eu

ropeos, ¿cuál no darán de los voluntarios impro visados y sin instrucción, ni práctica alguna, de las colonias de América y Oceanía? Tales envíos y esos refuerzos agotan los recursos utilizables de Inglaterra, y los cuadros de los cuerpos acti vos, que provisionalmente quedan aún en la me trópoli, resultan reducidos al estado de esquele tos, algo peor y más crítico que lo que ocurrió

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«La verdad es, se repíte en Inglaterra, que no hay fuerzas de reserva serias»; y á esto pudie ra añadirse lo que ha dicho recientemente sir Carlos Dilke: «El ejército inglés no está nunca en pie de guerra ni en pie de paz!» La mayor parte de las tropas cambian sus vis tosos uniformes por otros más sencillos, que

ofrezcan menos blanco, cuando van á campaña, y también suelen dejar en la metrópoli sus bande ras típicas. Cada batallón tiene dos: la real y la del cuerpo. Estas son blancas, con una rosa, para los ingleses; amarillas con un cardo para los es coceses, y verdes con un trébol para los irlan deses.

Las milicias, que no salen de la metrópoli si no quieren, forman 128 batallones de infantería, 18 brigadas de caballería, 190 baterías de artille ría y dos batallones de ingenieros. Son una masa mixta, intermedia entre los voluntarios y los cuerpos activos, obreros que no gustan de la vida militar y á la cual no tienen ningún º ¿ Hoy llenan las guarniciones pacíficas para hacer bui to, pero á pesar de costar mucho no sirven para nada. Los voluntarios, tropas improvisadas en la metrópoli y fuera de ella, no son gente á propó sito para ir directamente al campo de batalla. La caballería voluntaria, compuesta de gente bien acomodada que se costea su caballo y equipo, for ma lo que denominan Yeomamry. Los aficionados que acuden desde el Canadá, Australia y otras comarcas, es posible que silvan para todo menos para la guerra. La flor y nata del ejército activo inglés está, después de sus derrotas, detenida é inerte, sin llegar al Transvaal. Ahora veremos si los refuer zos de voluntarios, que tienen tan poco de tro pas regulares, lo hacem mejor, mandados por los vencedores de los sudaneses y de los indios. RICARDO BECERRO DE BENGOA. ºw-w º. ºx

en 1892 al enviar á la India bastantes destacamen

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tos, cuando lord Wolseley pudo decir: «Los bata llones que aquí quedan son como limones á los que se ha extraído todo el jugo.» La constitución del ejército inglés el día en que se declaró la guerra, era la siguiente: Inge nieros, un regimiento de 52 compañías en sus di versos servicios, que forman el Real cuerpo de Ingenieros. Artillería: un solo cuerpo con dos divisiones: la montada, subdividida en de á caballo y de mon taña, y la de plaza. La de á caballo consta de 20 baterías, designadas por otras tantas letras ini

TENGAN

ciales del alfabeto, desde la A hasta la T. La de

campaña comprende 80 baterías, con sus números de orden, del 1 al 80. Las de montaña son 10, del 1 al 10. La de á pie la forman 97 baterías, dividi

mán, cuya opinión, bastante severa, ha sido re das en tres secciones: Portsmouth con 30; Dou producida por toda la prensa. Desconocen hasta los vres con 42, y Devonport con 25. Los cañones, de menores detalles del servicio de campaña; desde 5.600 metros de alcance, son de acero. La caballería consta de 31 regimientos de tres ñan los reconocimientos y las medidas de segu ridad más elementales; no les preocupa la confi escuadrones, y uno de reserva. Tres de dichos re guración del terreno, y creen que no deben des gimientos son de coraceros de la Guardia: Life cender en tiempo de paz á instruir á sus solda guards con uniforme rojo, y Hourse-guards (ó dos, ni se colocan al frente de ellos más que en Azules) con uniforme azul: 12 regimientos son de las formaciones y paradas; y una vez en el campo húsares, 10 de dragones y 6 de lanceros. La infantería de línea se compone de 69 regi de batalla no saben más que dejarse matar como valientes, sin tener en cuenta, que es lo peor, á mientos territoriales ó 138 batallones, y llevan los soldados que sirven á sus órdenes y que son el nombre de la comarca ó ciudad á que corres ponden. Cada batallón consta de 1.000 hombres incapaces de dirigir.» No habiendo, pues, grandes unidades prepara distribuídos en 8 compañías. Hay 3 regimientos das de antemano, ni la firme cohesión que entre de la Guardia con 3 batallones: el de granaderos, sus componentes debe haber, resulta que en los el de los Coldstream y el de los Escoceses (Scots momentos de apuro se improvisan rápida y con guards). Hay 8 batallones de cazadores, que for fusamente los cuerpos de ejército. man dos cuerpos especiales: el King's Royal Ri Con estos soldados y estos oficiales no es ex fle y la Rifle brigade. Existen también batallones traño que resulten grandes deficiencias en cam de infantería montada, cuando llegan épocas de paña, y que los generales en jefe se vean obliga movilización, formados por soldados escogidos. dos á pedir mejores elementos; no siendo extraño Cada batallón cuenta con una ametralladora tampoco el que se vuelva á repetir en ellas aque Maxim. La brigada de marina, Royal-Marines, consta lla demanda del caudillo Wolseley cuando en la guerra del Sudán, en 1884, pedía al Ministro de de tres divisiones, que son: Chatham, Ports la Guerra un refuerzo de 3.000 hombres, y añadía: mouth y Plymouth, con 3.300 y pico de hombres « De ellos, 2.000 han de ser escogidos y 1.000 ordi cada una divididos en 16 compañías cada una, y (t)"l 0.S. » otros 3.000 artilleros en 16 compañías. Las reservas son tres: la primera, dividida en Esta clase de ordinarios es la mayoría que da el alistamiento voluntario. Y no hay razón que las secciones A, B y C, comprende los que han convenza al pueblo y á los generales y políticos servido siete años en activo y tienen que servir ingleses de que con semejante sistema nunca han cinco. Disfrutan en sus casas un haber de 0,60 de de tener un ejército verdadero, y de que es mu peseta y repiten anualmente doce días de prác cho más provechoso para el caso, y más útil y ticas. Vienen á ser unos 60.000, y están ya en el más digno, el establecer el servicio obligatorio. ejército de Africa. La segunda reserva (D) son « Jamás soportaría semejante imposición, y nunca antiguos reservistas de la primera, reengancha será posible introducir ese servicio en un país tan dos por cuatro años, que no tienen obligación de libre y tan poderoso como Inglaterra», ha dicho servir fuera de Inglaterra. Su haber es de 0,40. el Duque de Cambridge. El actual Ministro de la La tercer reserva viene á ser puramente no Guerra decía, por su parte, ante el Parlamento minal.

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