Ir al contenido

Página:In hac tanta.pdf/6

De Wikisource, la biblioteca libre.
Esta página ha sido corregida
Acta Apostolicae Sedis - Comentario Oficial

Los mismos pontífices romanos, de hecho, no dejaron pasar ninguna oportunidad o compromiso sin ayudar y fomentar a aquel experto legado; y, por otro lado, Bonifacio nunca descuidó y ni disminuyó su celo y deber de llevar a cabo la misión recibida de aquellos grandes pontífices, que veneraba y amaba como padres, de una manera santa y superabundante.

Por lo tanto, el Papa Gregorio, al darse cuenta con razón de hasta qué punto se había extendido el campo evangélico asignado a Bonifacio, y dado que se anunciaba una feliz cosecha, y que una gran multitud de personas habían sido recibidas a la Santa Iglesia gracias a su labor, decretó elevarlo. al más alto grado del sacerdocio y conferirle el episcopado sobre toda la provincia germánica. Bonifacio, por otro lado, que antes se había resistido a su gran amigo Willibaldo, «no se atrevió, en este caso, a oponerse a la autoridad suprema del Pontífice; en consecuencia, aceptó y obedeció». A este alto honor, el Romano Pontífice agregó otro muy singular, tanto en importancia como en benevolencia, digno de ser transmitido a la posteridad de los alemanes, es decir, desde entonces, otorgó la amistad de la Sede Apostólica tanto a Bonifacio como a todos sus subordinados[1]. El mismo Gregorio ya había manifestado claramente esta amistad, incluso antes, a través de muchas señales e indicios, enviando numerosas cartas a reyes y príncipes, a obispos y abades y al clero todo, así como a las propias poblaciones, tanto bárbaras como recientemente llamadas a la fe, para exhortarlos a ofrecer «apoyo y consentimiento a este gran siervo de Dios, destinado por la Iglesia de Dios Católica y Apostólica para traer luz entre las naciones»[2].

Esa misma familiaridad y unión de amistad de Bonifacio y la Sede Apostólica, la confirmó Gregorio III, sucesor en el pontificado, cuando Bonifacio envió mensajeros al elegido para «darle a conocer el anterior pacto de la amistad que había sido celebrado por su santo predecesor con Bonifacio y su séquito», así como «también le confirmó su devota entrega en el futuro a la Sede Apostólica»,

  1. Vita S. Bonifacii , c. VII, 21.
  2. Ep. Sollicitudinem nimiam inter Bonif. ep. XVII (al. VI)