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Acta de Benedicto XV

se dé el debido honor a Dante, y que él mismo sea un maestro de la doctrina cristiana para los estudiantes, dado que, al componer su poema, no tenía otro propósito que sacar a los mortales del estado de miseria, es decir, del pecado, y conducirlos al estado de dich, es decir, de la gracia divina[1].

Y vosotros, queridos hijos, que tenéis la buena fortuna de cultivar el estudio de las letras y las bellas artes bajo la enseñanza de la Iglesia, amad y valorad, tal como hacéis a este Poeta, a quien no dudamos en definir como el más elocuente cantor del pensamiento cristiano. Mientras más os dediquéis a él con amor, más la luz de la verdad iluminará vuestras almas, y más firmemente permaneceréis fieles y dedicados a la Santa Fe.

Como señal de los favores celestiales y testimonio de nuestra benevolencia paterna, os transmitimos con afecto a todos vosotros, amados hijos, la Bendición Apostólica.

Dada en Roma, junto a San Pedro, el día 30 del mes de abril de 1921, en el año séptimo de Nuestro Pontificado.

Notas y referencias

  1. Epistola X, §15.