Bien sé que no hay cien soles que nazcan en oriente,
Bien sé que no hay cien ríos por la misma pendiente,
Bien sé que no hay cien lunas que brillen en el cielo,
Bien sé que no hay montañas que se larguen al vuelo.
Bien sé que las palomas ciegan sus ojos, dejan
En el nido las plumas, las auroras se alejan,
Caen las hojas, viene el otoño, la muerte,
Y se agrisan los días, y se agrisa la suerte.
Pero soy una esclava del dolor y lo adoro
Como adora el avaro el sonido del oro:
Oh terrible tormenta de relámpago y rayo,
En tu fuego revivo, en tu fuego desmayo.
Fiero amor: soy pequeña como un copo de nieve,
Fiero amor soy pequeña como un pájaro breve,
Triste como el gemido de un niño moribundo,
Fiero amor, no hallarías mejor presa en el mundo.
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