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Página:Irremediablemente... (1919).pdf/148

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Solo el cielo es perfecto; esta tierra es mezquina;
Andamos y volvemos, volvemos y seguimos;
Nos persigue la sombra de quienes perseguimos;
Se cae quien va a saltos, tropieza el que camina.


Ya que es así mis manos se cubran de claveles,
Y deliciosas músicas encanten mis oídos;
Mis labios digan versos; se dobleguen vencidos
Los cabellos de rosas y los labios de mieles.


No detendré la Muerte ni torceré la Vida.
Mi palabra, mi acento, no tendrán consecuencia:
Por muy alta que sea, será errada mi ciencia;
Está bien. Me es lo mismo la muerte que la vida.

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