Desde la salida del ejército imperial de Milán hasta el asalto de Roma.
La infidelidad de Francisco I, la guerra promovida por los Estados italianos y el insostenible estado del ejército de Lombardía, movieron por fin á Carlos V á obrar resueltamente. Armó en las costas de España una flota, en la que embarcó cerca de diez mil soldados españoles y alemanes, con destino á Napoles, mandados por Lannoy y el Sr. Alarcón, al primero de los cuales, en recompensa de sus servicios, nombró Príncipe de Sulmona, y al segundo Marqués de la Valle Siciliana. Al mismo tiempo expidió á su hermano el Archiduque Fernando órdenes apremiantes para enviar á Lombardia un cuerpo de ejército de lansqueneques al mando del esforzado y hábil capitán Jorge Frundsberg.