PEREGRINACIONES 101
un ataud cubierto con un velo blanco, sobre el que se ostentaban una palma y una corona de rosas.
Anastasia habia dejado á sus compañeras parair á morar entre los ángeles ....
Ahora, perdon, hermosa desmayada! Atraida por el recuerdo hácia los encantados mirages del pasado, olvidé que te dejaba en una situacion azas comprometida, entre los cuidados de las grandes y los alfileres de las chicas, que desearian saber á qué atenerse de la verdad de tu accidente.
—Recuerda que ya volví en mí, cuando partiste á la region de los recuerdos.
Encontréme, como ya he dicho, rodeada de mis antiguas compañeras, trasformadas, casi todas, en bellísimas jóvenes, unas de ojos negros, y largas cabelleras; otras de azuladas pupilas y de rizos blondos.
Forzoso me es confesar, si he de ser sincera, que me sentí humillada ante aquellas beldades fresca: y risueñas, cuyas rosadas bocas besaban mi enflaquecida mejilla.
Pero ellas, por esa innata propension del corazon humano á desear aquello que nos falta, envidiaron mi palidez y la lánguida espresion de mi semblante que decian—daba un nuevo encanto á mi fiso op
