PEREGRINACIONES 161
Cuando hubo vaciado el contenido de las cuatro cariátides, sobre el cobertor de damasco carmesí, brillaba un monton de relucientes onzas que llevaban la efigie de los Borbones.
—Pues qué el destino ha reunido aquí á dos herederos de este oro acumulado por un impío, — dijo con voz grave el hijo de la esclava—cúmplase la voluntad del cielo.
Y dividiendo en dos porciones el monton de onzas llenó con la una su cinto y los bolsillos de su ropa; apagó la bugía, saltó de la ventana al campo y despareció.
Iv El voto de explacion
Quedéme yerta de asombro, casi de espanto, sin osar moverme; porque el sonido de aquel oro que pesaba sobre mí me daba miedo: parecíame el lamento de un alma en pena que gemía entre las tinieblas.
Sinembargo, aquella misma inmovilidad, y el cansancio de una larga jornada adormeciéronme poco á poco, hasta que caí en un sueño profundo que duró hasta el dia.
Cuando desperté, porla ventana entreabierta como
la dejara en la noche á causa del calor, un alegre 1