162 PANORAMAS DE LA VIDA
rayo de sol penetraba en el cuarto, mostrándome todo en el mismo estado que se encontraba la víspera; todo desde las cariátides con sus cabezas coronadas de acanto hasta la reja de la ventana, guarnecida con todos sus fuertes barrotes de madera.
La aparicion del nocturno visitante, su lastimera historia, el tesoro descubierto, el terror que me inspirára, todo esto me pareció el desvarío de una pesadilla.
Pero al incorporarme en la cama, la vista del áureo monton de monedas que brillaban sobre el cobertor carmesí, volvióme á la realidad, convenciéndome que era cierto cuanto habia visto, y que aquel pariente caído de las nubes acababa de darme parte en su herencia.
La vistadel oro es deliciosa, por mas que calumnien llamándolo funesto, á ese precioso metal.
—Funesto!—me decia yo, haciendo bailar las onzas sobre el rojo tapiz—Ah! eso depende de las manos en que cae. Pues yo me propongo hacerlo servir para las cosas mas buenas del mundo.
Y me echaba á imaginar cuantos magníficos regalos haría á mi madre y mis hermanos.
Y oleadas de brillantes, de esmeraldas, de tul, razo y cachemiras, cruzaban mi mente trasformados en collares, piochas, anillos, chales, túnicas, velos y