JUEZ Y VERDUGO 247
—Veo que vas á preguntarme quien es Bruno. Acerté?
—Deseo, en efecto —respondió aquel —saber quien es el canibal que da tales recetas.
—Bah! no lo maltrates, hermano; que en ello solo quiso complacerme. Bruno es un guapo jóven que encuentro siempre en mis correrías desde que llegamos aquí. Es hijo del corregidor del pueblo, y anda fugitivo á causa de una querella,
—Un héroe de novela, hermana?
—Sí;, y aunque un tanto metalizado, pues ama el oro, y emplea su vida en la busca de tesoros ocultos de los que posee mas de veinte itinerarios; tiene, sin embargo, llena la mente de un ideal misterioso que expresa con extrañas reticencias. Cierto que sino fuera yo tan valiente mas de una vez me habria aterrado el fuego sombrío de su mirada.
—Hum! Cuidado!
—Con mi corazon? Ah! ah!
—No: con tu reló!
—Silencio!—esclamó de pronto Inés, señalando la rama de un sauce donde una tórtola, con las plumas erizadas, se habia asentado jimiendo.
—Pronto, pronto, Enrique, de tí reclamo este servicio; porque Luis está casi llorando.
” Aféctalo la idea de matar una ave, como si no hubiese venido á matar ciento.