JUEZ Y VERDUGO 273
Volví á mirar el rostro de Inés, que dormia siempre, sonrosada, casi sonriendo, apoyada en la mano su fresca mejilla.
Y me pregunté qué tenebroso secreto se ocultaba tras de aquel semblante bello y sereno.
Dejéla dormida, y me alejé triste y disgustada de mis propios pensamientos, que todos condenaban á Inés.
Pero luego llegó Enrique y su mirada disipó las nubes de mialma. ..................
Mis dias son tan felices que me dan una idea de la beatitud eterna.
Rosa, nuestras almas dormitaban en una vida latente, sin idea de los espacios de luz, poblados de celestes visiones, en que ahora se cierne la mia.
Qué insípida y descolorida se me representa mi anterior existencia! Paréceme no haber vivido sino desde el dia que Enrique fijó por primera vez en mí su mirada.
Fiat Lua! ..... a
a a O
HEEE Cuán bueno, sensible y cariñoso, es Luist Esa mirada apasionada que yo me atribuía con tanta fatuidad, es la expresion habitual de sus
ojos, bellos y dulces como los de un ángel. 18