304 PANORAMAS DE LA VIDA con anémonas rojas para adornar su seno, el ála de sus sombreritos, y hasta los regazados volantes de sus faldas, riendo, triscando, deteniéndose á mirar una flor, un insecto, el vuelo de una ave . ...
—Ah!—pensaba la una—cómo pude sospechar de traicion y de maldad á esta alma tan sencilla y pura ! ¿por qué culpable preocupacion me resisto ú amarla? qué injusticia!
Y abrazaba con efusion, y besaba á su compañera.
Pero si hubiese podido sorprender la mirada furtiva que de vez en cuando arrojaba esta sobre ella, se habria estremecido de horror, y hubiera huido espantada.
En tanto, bajo la influencia de aquel hermoso dia, su corazon se abria ála confianza, y reía, y charlaba, mezclando sus risas con melodiosos cantos.
—Las doce ! querida Inés—exclamó, deteniéndose derepente para mirar el sol que estaba en mitad de su carrera—< No de solo pan vive el hombre, » dice el lindo axioma que en este momento se realiza en mí. Sí; no de solo pan vive el hombre, sino de toda palabra de Dios : es decir, de amor: es decir, de alegria: es decir, de felicidad.
—i¡Ay de mí! yo no soy tan etérea como tú, mi querida Aura; yo necesito pan, por que tengo hambre !
—Me precipitas de las nubes con tu terrenal