EL POZO DEL YOCCt 353 acompañando sus descargas alegres y prolongados hurras.
En fin, diezmados, y pasando sobre los sangrientos cadáveres de sus compañeros, los españoles llegaron á la boca de la quebrada. Los cerros, en aquel parage, apartándose ú derecha é izquierda, forman un vasto anfiteatro cortado al norte por el Abra de Tumbaya, honda brecha, abierta por la ola hirviente del volcan que le dió su nombre. Figura una ancha puerta, que, cerrando el risueño valle de Jujuí, dá entrada á un país árido y desolado, verdadera Tebaida, donde acaba toda vejetacion. Enormes grupos de rocas cenicientas se alzan en confuso desorden sobre valles estrechos, sembrados de piedras y de salitrosos musgos. Nunca el canto de una ave alegró esos yermos barridos por el cierzo y los helados vendabales; y cada uno de aquellos grises y pelados riscos, parece una letra, parte integrante del fúnebre lasciate ogni speranza de la terrible leyenda.
La columna realista atravesó el solemne paso.
Siguiola el inmenso convoy de emigrados, que al trasponerlos, volvieron una dolorosa mirada hácia la hermosa patria que dejaban.
Nosotros tambien, un dia de eterno luto, paramos en esa puerta fatal, y al contemplar los floridos
valles que era forzoso abandonar, y los dédalos de 23