EL POZO DEL YOGCI 397
de Enrique IV ningun Borbon dió tanta honra á su blason y su espada.
Vino ú América ocupando un alto puesto en el ejército español, y dió la corona de condesa á una hermosa hija de Salta y de un sarraceno testarudo, que arrastró á su familia tras las tropas de Pezuela, pasando sobre el cadáver de su propio hijo; porque en ese nido de godos floreció un héroe de patriotismo =. « .« . Teodoro ....
El jóven interlocutor de Peralta aprovechó de la emocion que cortó la voz á este, para decir:
—Pues yo declaro á la hija del pastor no solo digna de las barras de su escudo, sino del trono de Isabel, por su gentil apostura y la regia destreza con que lleva ese brioso caballo.
—Poco á poco, amigo mio! no gaste V. su pólvora en salvas para celebrar el triunfo de otro.
—Y quién es ese dichoso mortal?
— Aguilar, el coronel á la moda, el favorito del general, el héroe de chiripá.
—Añada V. en justicia, mi coronel: el mas valiente de los valientes hijos de Corrientes. Placiérame poder amar á esa jóven para tener un rival como él.
En ese momento la luna asomando sobre la cima de las montañas iluminó el paisage y la caravana.
—Ah! exclamó el oficial—esta Aura gentil era