56 PANORAMAS DE LA VIDA
circunstancia para abandonar sitios que me recordaban mi perdida ventura.
Pio IX, á quien tuve ocasion de conocer y tratar durante su permanencia en Chile, me concedió una bula de traslacion, para que mi hija pasara de su convento al de las Bernardas de Salta, ú fin de que, si bien separados para siempre, podamos al menos respirar el mismo aire, y vivir bajo el mismo cielo. Héla ahí, todavia entre nosotros, remedando para mí la dicha del pasado. Por eso estoy tan contento ! Este simulacro de mi vida de otro tiempo es para mí una ráfaga de felicidad.
Mientras don Fernando me refería la historia de sus penas, habíamos llegado á Colupo, donde debíamos pasar la noche.
Don Fernando ayudó ú su señora á desmontar del caballo; y al prestar igual servicio á su hija, estrechóla entre sus brazos con doloroso enternecimiento.
La gentil religiosa besó furtivamente á su padre en la mejilla, y recatándose bajo sus velos, fué á sentarse en el rincon mas apartado del tambo. Su madre, dejó caer el embozo, y me mostró un rostro hermoso, aun que profundamente triste. Sentada cerca de su hija, con las bellas manos cruzadas sobre su pecho y los ojos fijos en esta, parecia la Mater Dolorosa al pié de la cruz.