UN VIAJE AL PAIS DEL ORO 203
Hundíla sucesivamente en «todos los otros. Oro! oro! siempre oro!
Aquel dia fué magnífico. Era-un sábado.
- Un sábado: es decir: víspera del dia consagrado
á ii madre.
El resultado de mi jornada pasmó 'á Samuel, que esclamó:
—¡Una semana mas, y compramos Canaan, la perdida patria!
Él pensaba en su patria; yo en mi madre.
Aquella noche no pude dormir. Las rientes visiones de una felicidad próxima, revoloteaban en torno mio, tendiéndome los brazos y señalándome la luz del nuevo dia, que iba á realizarla.
Hácia el amanecer, entre el pesado marasmo que sucedió al insomnio, parecióme escuchar un ruido confuso, semejante al de un torrente, que yo creí el zumbido de la sangre en mi cerebro.
El primer albur de la mañana me encontró á la orilla del arrollo; los. brazos caidos, y en actitud de desaliento.
Las auríferas cavidades de donde la víspera extrage tantas riquezas, habian desaparecido, con los trozos de roca que las formaban. .El ruido que en sueños escuché, era una avalancha, que despeñándose de lo alto de las montañas, lo habia